Erik tiene ahora 10 años. Le le ha gustado mucho dibujar desde que era muy pequeño, con poco más de tres años. Una forma de poner orden en este caos que nos rodea: un dibujo muy concreto al día para que ese día sea perfecto. Su mirada observadora abarca el poder de los pequeños detalles y sus ojos ven muchas cosas que seguro a ti se te escapan. Piensa en imágenes, como la mayoría de las personas con autismo. Habla dos idiomas (alemán y español), además de ir muy bien con inglés. Toca la batería, conoce al detalle las constelaciones, estrellas, planetas, lunas, galaxias... El mapa del mundo puede dibujarlo de memoria. Países, capitales, banderas le encantan también. Lo mejor es que es un niño feliz, con amigos, que está a punto de comenzar secundaria y siempre está dispuesto a aprender. Quiere ser astrónomo para descubrir dos estrellas (o dos planetas): así podrá ponerle a una su nombre, y a otra el de su mamá.